Un altavoz con cancelación de ruido emite una onda de sonido con la misma amplitud pero con una fase invertida (también conocida como antifase) al sonido original. Las ondas se combinan para formar una nueva onda, en un proceso llamado interferencia y efectivamente se cancelan entre sí, un efecto que se llama interferencia destructiva.
El control de ruido activo moderno generalmente se logra mediante el uso de circuitos analógicos o procesamiento de señales digitales.
Los algoritmos adaptativos están diseñados para analizar la forma de onda del ruido de fondo auditivo o no auditivo y luego, en función del algoritmo específico, generar una señal que cambiará de fase o invertirá la polaridad de la señal original. Esta señal invertida (en antifase) luego se amplifica y se crea una onda de sonido, que es directamente proporcional a la amplitud de la forma de onda original, creando una interferencia destructiva. Esto reduce efectivamente el volumen del ruido perceptible. El control activo del ruido es la reducción del sonido utilizando una fuente de alimentación.